Tuesday, December 28, 2004

Morelia

Que interesantemente lírico resulta eso de caminar por las calles de Morelia. La noche es tranquila, la bebida es agradablemente intoxicante y el humo del tabaco recorre tiernamente la futura cancerosa garganta de un servidor.

Hoy me enteré que, a propósito de la iluminación de la que hablaba ayer, esta fue contratada con la misma empresa que se encargó de decorar llamativamente pequeños monumentos en algún lado de este mundo. Uno de esos se llama torre eiffel, otro es el arco del triunfo, y también algún lote baldió que a alguien se le ocurrió nombrar como campos eliseos.

En fin, menos mal que aquí si les quedó interesante. Debió ser alguna basura la que habrán instalado en aquellos desconocidos lugares.

Bueno, el dato aquel lo obtuve de cierto cómico tourist guide que se encargó de amenizar durante el imponente camino de un camión de dos pisos, en cuya cubierta yo me senté tranquilo con una paleta de caramelo y apuntando el objetivo de mi cámara a cuanta rareza colonial se le atravesara.

Y se le atravesó una catedral, algún par de mansiones, un parque llamada Cuauhtémoc, muy bonito en realidad. También una plaza donde Morelos estaba sentado muy majestuoso sobre un corcel con una patita arriba. Me informaron sobre los mejores lugares de comida, sobre un zoológico singular, e incluso de lugares donde disfrutar del placer más placentero de todos los placeres: mujeres.


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