Thursday, December 23, 2004

De la realidad de mi escritura

Cada vez que acabo de escribir algo personal, una carta con mi letra de mano, una hoja más a mi moribundo diario, un absurdo mail o un “blog” como estos, termino con la idea de que al momento en que ponga punto final a mi texto, todo mejorará.

Culmino con el deseo de cambiar, de haber cambiado, de metamorfearme mientras escribo. Que realmente tienen algún valor las palabras y que, si las lees detenidamente, en cada una de ellas podremos encontrar el significado real de lo que escribo.

Y es que un texto mal leído no es más que un sentimiento pésimamente correspondido. Cada letra, cada golpeteo que propino al teclado tiene su razón de ser, su significado, su lugar en este universo, y como tal debe de ser respetado.

No sólo por ser un carácter plenamente identificado en nuestro lenguaje cotidiano, sino porque forma parte de toda una palabra, y no solo de una palabra: forma parte de una frase de algo que efectivamente mi ser está sintiendo, o mi cerebro formulando.

No hacer caso a las letras no es más que ignorar a las personas, soslayar el valor que desprenden a través de sus ideas plasmadas en tinta o en puntos de un monitor. Y así, echar en saco roto todo el esfuerzo que tal sujeto haya aplicado quizá para decir "te odio", quizá para decir "te quiero"; u “hoy no quiero”.

Es por eso que yo, en lo personal, dejo un mundo cuando acabo de escribir algo. No me puedo deshacer de la idea de que lo que he sentido, plasmado en la pantalla, ya lo cerré con un punto final. Y toda la idea y el sentimiento que pude tener en el preciso instante en el que escribí, sencillamente ya no son lo mismo.

Cierro una página, cierro una sensación.

Y a veces me resulta gratificante hacerlo, soy sincero.

Cierro lo que quise, cierro lo que amé y quizá en realidad hasta esté cerrando un poco más de mi. Desaparezco y me dejo desvanecer en el laberinto de la redacción, ¿que más da que perezcan mis ideas si mi cuerpo no hace absolutamente nada más que perecer?

¿A que viene a colación todo esto? Ni idea, realmente.

Pero no todo se puede quedar así, ya que para cada punto final corresponde un paulatino suicidio de mis ideas, de mis sentimientos, y me temo que el próximo deceso se acerca rápidamente.

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