Wednesday, December 22, 2004

Vacacionando

Un placer delicadamente humano.

Abrir los ojos a primera hora del día de un día normal de descanso (1:00 pm). Disfrutar del frío toluqueño, acurrucarse en la cama y abrazarse al edredón.

Pensar: "¿Qué chingados importa? Son MIS vacaciones".

Lujo confinado por mi burócrata desempeño a sólo un par de semanas al año.



Bañarse por el simple y único gusto de hacerlo. Derramar el agua hirviendo por el cuerpo mientras con toda calma procuras la virginidad incandescente del cigarrillo que esquiva con vehemencia el salpicar de la regadera.

Fumar tabaco y vapor. Permitír a tu cuerpo desgastarse en ello, acercarse a la muerte exclusivamente por el gusto de sentir tan sensacional placer.

Tomar un par de boxers ajustados, y el resto en bolas. Pasear por la casa y disfrutar el silencio que olvidan, singular regalo, los absurdos vecinos en sus absurdas vacaciones de absurda navidad en el absurdo Acapulco mexicano.

Comprar el periódico y no leer ni la sección principal, ni QRR ni nada más que no sea, exclusivamente, la sección cultural, espectáculos por favor, un momento por los clasificados, y obviamente la tira del Cerdotado.

Comprarse unos 150 gramos de champiñones. Hervirlos con un chile jalapeño en rodajas, un poco de epazote, diez ejotes picados, un cuarto de papa también finamente picada, y todo el antojo de una sopa de hongos a la marquesa; rica y calientita, servida en bolas en una fría hora de mañana (tarde, noche, que mas da)

Y pasear la vida. Vestir singular pijama de felpa acolchonada en cuyo color grisáceo descansa el recuerdo de mi antecesor.

Todo lo demás, un bledo.

Recibir una llamada de la oficina, contestar después de dos sonidos, contestar: "no jodan".

Colgar y sonreír con cínico anhelo de querer vivir así varios días más.


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