Monday, December 27, 2004

Morelia

Just a perfect day. Drink sangry in the park.
And then later, eat some arrachera, tarasca soup.
And then hotel.

Oh it`s such a perfect day.

Caray, soy muy malo para eso de las adaptaciones. Al menos en lo que se refiere a las adaptaciones sarcástico musicales, porque en cuanto a lo que corresponde a aquellas digestibles situaciones de las vacaciones, me adapto perfectamente.

Recorrí Morelia un buen rato. Amablemente, con cortesía esperando cada semáforo y sin mirar el reloj. Sin preocuparme porque suene el celular, sin tener que esquivar miradas conocidas o finjir sonrisas a aquellos que lograban encontrarme en la calle.

Traté de perderme en una primera ocasión. Infructusa pretención. Camine tres calles al norte, unas cinco al oeste, varias al este y de nuevo al sur. Quedé parado precisamente frente al hotel, cuyo nombre ni recuerdo, en donde me hospedaba.

Ahora intenté perderme de nuevo. Ahora sonrío maliciósamente para mi mismo al saberme cerca de mi propósito, no tengo ni puta idea de donde me encuentro y realmente no tengo prisa en averiguarlo. La ciudad es preciosa de noche.

Debo de admitir que en ello los morelianos han sabido aplicarse. Tienen al parecer cierta manía por iluminar las calles, derrochan su encanto con aquellas sombras enmarcadas en multicolores destellos.

Además, la imaginación la tienen muy grande. No utilizan los comunes blancos, amarillos, verdes incluso. Les encanta el violeta, el acuamarina, el naranja. Realmente es toda una delicadeza la que aplican estos cabronzotes.

Y en fin, mañana dedicaré mi vida un momento a tenerme en paz. Leer bajo la sombra de los arboles morelianos comiendo algo de gazpacho (a la fecha ignoro que cuernos es eso) y disfrutando la pupíla con mujeres hermosas, sonrientes todas además.

Caray, q chida es la vida.

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